Esta película nos narra la vida de una mujer sobresaliente, Sor Juana
Inés de la Cruz. ella es proyectada como una mujer intelectual que sigue sus
ideales, que rechaza superficial, lo efímero. Esto se refleja con el hecho que
Sor Juana que rechazo el matrimonio, para llevar una vida intelectual, que de
otra forma no habría podido conseguir. De hecho, en una parte de la película sor
Juana le llega una carta donde dice que su madre está por morir entonces ella
va y su madre la cuestiona de porque eligió ser monja cuando eso no la hace
feliz y sor Juana le responde que tampoco hubiera sido feliz contrayendo matrimonio,
esto era algo que ella odiaba.
En un mundo totalmente masculino, el convento se convirtió en su único
refugio, es su espacio donde podía cultivar su intelecto, su poesía y su amor
por las ciencias.
Sor Juana en el convento tenía la facilidad de estudiar, de escribir, y
de vivir la vida intelectual que ella quería. En los muros del convento contaba
con la protección de la Virreina María Luisa y su esposo el virrey, por lo cual
la autoridad eclesiástica toleraba que Sor Juana escribiera y estudiara, ella
dentro del convento tenía su propia biblioteca y en una parte de la película le
menciona a la virreina María Luisa que cada uno de los libros que ella posee
han sido regalos de sus amigos, aunque claro había unos que no le permitían leer.
La película muestra una amistad muy íntima entre Sor Juana y la virreina, en un
dialogo entre las dos, esta amistad inspiro a Sor Juana varios bellos poemas de
amor, que la virreina disfrutaba leer.
Sin embargo, la visión monolítica de la iglesia católica, representada
por el arzobispo Aguiar y Seijas, la máxima autoridad de la iglesia católica y
encargado de que se llevaran a cabo las órdenes de la Inquisición en la Nueva
España, logro vencer a Sor Juana, y al terminar la protección de la corona, el
despojo de su telescopio, su reloj solar, y sus queridos libros, a lo cual ella
les llamaba “hijos”, lo que significo su muerte intelectual y espiritual. El
arzobispo no podía aceptar la idea que Sor Juana, una mujer, fuera más
inteligente que él, le tenía envidia. El
obispo de Puebla le pide y convence a
Sor Juana escribir un ensayo sobre Antonio de Vieira, el teólogo portugués
preferido del arzobispo. Entonces el le promete a Sor Juana que este no iba a ser publicado, que
solo algunos lo leerían. A pesar de las promesas y demás, el obispo público el
ensayo, y no solo eso, como prólogo publico una carta en la cual “conmina a Sor
Juana a usar su inteligencia y su saber en el estudio de las letras divinas en
vez de las seculares”. Como era de esperarse el arzobispo se enfureció al leer
el ensayo en el cual se rechazan las interpretaciones del teólogo portugués, y
más porque quien lo había objetado era una mujer.
Sor Juana escribió la
Respuesta a Sor Filotea de la Cruz en la cual se defiende de las acusaciones
que le hacen. Y también defiende a las mujeres y dice que son igual o mucho
mejor que los hombres al señalar: “Si Aristóteles hubiera guisado, mucho más
hubiera escrito.”
Al final, ya cuando muchos de sus seres queridos habían muerto,
y sus pertenecías más queridas le habían sido arrebatadas, Sor Juana hace una autocrítica
en la cual se ve acabada física y espiritualmente en esta declara ser la peor
de todas, sin embargo, en lo efímero que es la vida, con el paso del tiempo se
convirtió en la mejor de todas, nos dejó lo que ella más apreciaba, su
intelecto, sus poesías y sus ideas innovadoras.
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