Para comenzar el pensamiento
liberal es una doctrina que se basa en la defensa de las iniciativas individuales
y busca limitar la intervención del estado en la vida económica, social y
cultural.
El liberalismo
hispanoamericano mantuvo rasgos propios, que a pesar de las profundas
diferencias entre sus cultivadores y de las distintas realidades a las que se
aplicó, permiten diferenciarlo de otras corrientes filosóficas. Entre sus notas
específicas se encuentra su individualismo, igualitarismo y universalismo.
Asimismo, la actitud liberal encarna una preeminencia de las virtudes de la
razón, la creencia en el orden como fuente de bienestar y una confianza en el
progreso ilimitado de la humanidad. Sin embargo, las características políticas
más importantes y que modificaron la semblanza institucional del continente
radican en su republicanismo, constitucionalismo, secularismo y en su
aspiración hacia la unidad hispanoamericana.
Es emblemático que, la primera
vez que se utilizó el término “liberal”, como adjetivación política, es en el
marco del nacimiento de las Cortes de Cádiz en 1811, las cuales suponían un
planteamiento de tipo contractualista entre el rey y los súbditos, que
implicaba, a su vez, que la soberanía había retrovertido en el pueblo. Sin
embargo, la Constitución de 1812 no satisfizo las exigencias de libertad e
igualdad a que aspiraban los criollos dominantes, pues sin independencia
estaban convencidos que se mantendrían las causas de la desigualdad. En todo
caso, el surgimiento del liberalismo se asocia, al igual que en Europa, con el
aparecimiento de nuevas clases sociales, es decir, distintas a las coloniales.
Con el objeto de analizar las influencias para la formación de la conciencia
política liberal y republicana en Centroamérica, puede acudirse a los archivos
de la Inquisición de Guatemala. Así, es posible confirmar que autores como Juan
Jacobo Rousseau, el abate Pradt, el Barón de Montesquieu, Voltaire, Paine, Hume
y Jeremías Benthan, eran leídos y conocidos en la región, a la vez que
doctrinas tales como las del pacto social, la soberanía popular, la división de
poderes, los derechos naturales, el poder constituyente y la teoría de la
representatividad estaban difundidas entre los intelectuales y políticos de la
época pre-independentista
el liberalismo como corriente
de pensamiento surge en la Edad Moderna y sus orígenes es posible ubicarlos en
Inglaterra durante los siglos XVII y XVIII, a partir de la revolución de 1688
contra Jacobo II.
En este específico contexto
histórico, el liberalismo hispanoamericano asume roles claramente delimitados,
aunque no por ello, contradictorios recíprocamente. Así, es posible identificar
dos funciones, según se trate durante la etapa de la Independencia o la etapa
de consolidación de los nuevos Estados independientes. En un principio, el
liberalismo conformó una ideología funcional para las aspiraciones de ruptura
con el orden colonial; sin embargo, posteriormente, se configuró como funcional
para la constitución del nuevo orden dominante, tanto interno como externo, en
que cayeron las nuevas repúblicas, sentando las bases para el desarrollo de la
burguesía y el surgimiento de un capitalismo dependiente, bajo la particular
presión del comercio inglés que impuso la tesis del librecambismo, con el
propósito de transformar las recién descolonizadas economías iberoamericanas en
complemento de su propia economía.
En los procesos
independentistas, el liberalismo estuvo asociado principalmente a la ruptura
con los lazos políticos y económicos con la península Ibérica. Para los
criollos, la libertad era sinónimo de independencia. Este liberalismo es el
resultante de las vertientes ilustradas y románticas que fluían en los
pensadores y libertadores de la época, las cuales junto con el ejemplo dado por
las colonias inglesas de Norteamérica y, posteriormente, el cuestionamiento que
de la monarquía representó la Revolución Francesa, así como los principios
contenidos en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano,
contribuyeron a formar un pensamiento liberal hispanoamericano que, aunado al
vasallaje político y la discriminación entre peninsulares y americanos, conduciría
a los movimientos independentistas y a la adopción de la República como modelo
de organización socio-político
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