sábado, 11 de mayo de 2019

Construcción del pensamiento liberal en Latino América

Para comenzar el pensamiento liberal es una doctrina que se basa en la defensa de las iniciativas individuales y busca limitar la intervención del estado en la vida económica, social y cultural.
El liberalismo hispanoamericano mantuvo rasgos propios, que a pesar de las profundas diferencias entre sus cultivadores y de las distintas realidades a las que se aplicó, permiten diferenciarlo de otras corrientes filosóficas. Entre sus notas específicas se encuentra su individualismo, igualitarismo y universalismo. Asimismo, la actitud liberal encarna una preeminencia de las virtudes de la razón, la creencia en el orden como fuente de bienestar y una confianza en el progreso ilimitado de la humanidad. Sin embargo, las características políticas más importantes y que modificaron la semblanza institucional del continente radican en su republicanismo, constitucionalismo, secularismo y en su aspiración hacia la unidad hispanoamericana.
Es emblemático que, la primera vez que se utilizó el término “liberal”, como adjetivación política, es en el marco del nacimiento de las Cortes de Cádiz en 1811, las cuales suponían un planteamiento de tipo contractualista entre el rey y los súbditos, que implicaba, a su vez, que la soberanía había retrovertido en el pueblo. Sin embargo, la Constitución de 1812 no satisfizo las exigencias de libertad e igualdad a que aspiraban los criollos dominantes, pues sin independencia estaban convencidos que se mantendrían las causas de la desigualdad. En todo caso, el surgimiento del liberalismo se asocia, al igual que en Europa, con el aparecimiento de nuevas clases sociales, es decir, distintas a las coloniales. Con el objeto de analizar las influencias para la formación de la conciencia política liberal y republicana en Centroamérica, puede acudirse a los archivos de la Inquisición de Guatemala. Así, es posible confirmar que autores como Juan Jacobo Rousseau, el abate Pradt, el Barón de Montesquieu, Voltaire, Paine, Hume y Jeremías Benthan, eran leídos y conocidos en la región, a la vez que doctrinas tales como las del pacto social, la soberanía popular, la división de poderes, los derechos naturales, el poder constituyente y la teoría de la representatividad estaban difundidas entre los intelectuales y políticos de la época pre-independentista
el liberalismo como corriente de pensamiento surge en la Edad Moderna y sus orígenes es posible ubicarlos en Inglaterra durante los siglos XVII y XVIII, a partir de la revolución de 1688 contra Jacobo II.
En este específico contexto histórico, el liberalismo hispanoamericano asume roles claramente delimitados, aunque no por ello, contradictorios recíprocamente. Así, es posible identificar dos funciones, según se trate durante la etapa de la Independencia o la etapa de consolidación de los nuevos Estados independientes. En un principio, el liberalismo conformó una ideología funcional para las aspiraciones de ruptura con el orden colonial; sin embargo, posteriormente, se configuró como funcional para la constitución del nuevo orden dominante, tanto interno como externo, en que cayeron las nuevas repúblicas, sentando las bases para el desarrollo de la burguesía y el surgimiento de un capitalismo dependiente, bajo la particular presión del comercio inglés que impuso la tesis del librecambismo, con el propósito de transformar las recién descolonizadas economías iberoamericanas en complemento de su propia economía.

En los procesos independentistas, el liberalismo estuvo asociado principalmente a la ruptura con los lazos políticos y económicos con la península Ibérica. Para los criollos, la libertad era sinónimo de independencia. Este liberalismo es el resultante de las vertientes ilustradas y románticas que fluían en los pensadores y libertadores de la época, las cuales junto con el ejemplo dado por las colonias inglesas de Norteamérica y, posteriormente, el cuestionamiento que de la monarquía representó la Revolución Francesa, así como los principios contenidos en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, contribuyeron a formar un pensamiento liberal hispanoamericano que, aunado al vasallaje político y la discriminación entre peninsulares y americanos, conduciría a los movimientos independentistas y a la adopción de la República como modelo de organización socio-político

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